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Pero Nabot le dijo a Acab: «No permita el Señor que le dé la herencia de mis padres(A)». Acab entonces se fue a su casa disgustado y molesto(B) a causa de la palabra que Nabot de Jezreel le había dicho; pues dijo: «No le daré la herencia de mis padres». Acab se acostó en su cama, volvió su rostro y no comió.

Pero Jezabel su mujer se acercó a él, y le preguntó: «¿Por qué está tu espíritu tan decaído que no comes?».

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